Las Constelaciones Familiares, hoy muy conocidas, comenzaron a expandirse por todo el mundo occidental más o menos a partir de los años 80. Quien las desarrolló fue un señor llamado Bert Hellinger, nacido en Alemania. Luego de haber tenido problemas con el nazismo, después de la segunda guerra mundial, él se fue de Alemania siendo sacerdote cristiano. Lo enviaron como misionero a Sudáfrica. Estando como misionero en Sudáfrica, él entró a hacer servicio dentro de las comunidades de los zulúes, y se comenzó a preguntar por qué los zulúes son tan fuertes, siendo que hay muchas tradiciones que van desapareciendo, los zulúes son muy fuertes. Y descubrió que uno de los puntales que tenían los zulúes es que ellos realizaban un tipo de ceremonias de respeto e invocación de ancestros. Cuando él vio eso, y luego, volvió al occidente, dejó el sacerdocio, y empezó a tratar de combinar este tipo de técnicas con otras cosas que él empezó a hacer relacionadas un poco con la trascendencia y la espiritualidad, y con muchos tipos de psicología de los últimos tiempos, por ejemplo terapia primal, hipnotismo, gestáltica, sistémica. Y estudiando y practicando eso, él finalmente empezó a practicar un sistema que había aprendido, y lo empezó a perfeccionar, y se llama Constelaciones Familiares.
¿Qué son las Constelaciones Familiares? Por ejemplo, nosotros podemos ver que en el cielo hay diferentes estrellas. Las constelaciones de estrellas tienen una cantidad de estrellas y en un orden que hacen que sean bonitas, bellas y fuertes. Si le sacás una, pierden su fuerza. Están en una armonía. De la misma manera, nosotros como seres formamos parte de sistemas. Por ejemplo, nosotros tenemos los sistemas del cuerpo – el sanguíneo, respiratorio, óseo, digestivo, inmunológico, el reproductivo, etc…- y también somos parte, por ejemplo, de un sistema social. Y también somos parte de un sistema familiar, donde todos tenemos un papá, una mamá, algunos tienen muchos hermanos, otros no tanto, y siempre hay un árbol genealógico. Todos de chiquitos aprendemos que están los abuelos, los bisabuelos, los tatarabuelos… y todo eso está unido.
Lo que propone las Constelaciones Familiares es trabajar en lo que se llama Los Órdenes del Amor.
Por ejemplo, si nosotros tenemos un río, ese río tiene dos terraplenes, por donde en medio pasa el agua en el cauce, y así el río llega hasta el mar. Ahora, si no estuviera uno, el agua se derrama. O, si los terraplenes se ponen demasiado cerrados o desaparecen, el río se estanca o se tiene que ir por debajo de la tierra, o rebalsa, o genera una situación donde no puede seguir fluyendo bien.
De la misma manera, al amor, que sería como el río de las emociones que sale -a veces puro y a veces no tan puro, pero va saliendo hacia los otros- a veces le falta orden. Y así el amor que uno tiene para dar, no llega a buen puerto: se mezcla, se confunde; ese amor se deshace.
Entonces, el amor es muy lindo, pero también tiene que estar ordenado. ¿Y cuándo se desordena el amor?
El amor se desordena, cuando empieza a haber esas situaciones que son complicadas en la vida. En todas las familias las hay, ya sea en nuestra propia vida, o en nuestra propia historia genealógica. En todas las historias genealógicas aparecen grandes rocas en el río, o cauces que se rompieron…
A veces, por ejemplo, la mamá pudo tener al hijo pero no lo pudo cuidar, lo tuvo que dar en adopción. Ahí ya empieza a haber algo en el río de la vida y del amor… y empieza a caerse uno de los terraplenes, entonces… y a pesar que luego haya padres de compañía o padres adoptivos, ahí ya hay una situación donde los padres que dieron la vida tienen que ser vistos para que el cauce del amor siga. Porque si decimos que esos padres no sirven, entonces el río de la vida se puede trabar… Porque, sino, miramos como si la persona hubiera nacido en su nuevo seno familiar, cuando en realidad no: hay un río de la vida que viene desde antes. Otro tipo de grandes rocas en el camino, puede ser, por ejemplo, cuando hay un niño que muere, porque a veces un niño muere, de pequeño, o en el parto, o un embarazo muy deseado que muere dentro del vientre, y ese tipo de situaciones son como rocas en el río de la vida. Y así hay un amplio espectro de situaciones incómodas.
Por ejemplo: 10 prototipos de personas que, por eso, no se suele hablar: suicidas, asesinos, asesinados, gente que quedó muy perturbada en pos guerra, el familiar del que se escapó de la guerra y murió allí, problemas psiquiátricos graves, abusos, niños perdidos, abortos, deficiencias físicas, exterminio de culturas… etc… Entonces, cada uno de nosotros, en nuestra vida, o nuestros hermanos, o nuestros padres, o nuestros abuelos… todos tenemos algo de eso…
Todos naturalmente tenemos la tendencia a no querer que eso exista, entonces de eso no se habla: es muy común que de esas cosas no se habla. Y cuanto menos se habla más la roca queda presente. Y cuanto más se habla y más se saca a la luz, esa roca se empieza a disolver: con cuanto más amor se mira, uno la puede retomar y la puede reubicar en otro lugar: se la saca de donde está, ahí delante, y se la pone en un costado, acompaña al río y lo embellece al río, le da como un torrente nuevo. Es muy interesante este tema de poder agarrar y acomodar estas situaciones que hacen que uno no quiera mirar a lo que son las rocas de la vida.
Por supuesto que cuando uno tiene una vida más espiritual y uno tiene una formación más fuerte, ya sea trascendentalista, psicológica, religiosa o filosófica, uno quizás puede incorporar mejor a estas rocas de la vida, porque va comprendiendo que son “dinámicas universales que puede ser que, a algunas personas, en algún momento de sus vidas les toquen”, y no se asusta tanto.
Pero también a veces puede haber una comprensión teórica pero no una integración afectiva. En ese caso la ves, y decís que está, pero al mismo tiempo emocionalmente no cambió nada, porque, uno la entiende, pero no puede relacionarse afectivamente con ella. Y a veces uno no la ve, y cuando no la ve, se la lleva puesta, y afectivamente está completamente mezclado con ella, sin verla, y en tu inconsciente te vas llevando puesto todo, porque vas caminando con un montón de rocas a cuestas, y entonces te vas chocando con la gente. Porque vos querés dar amor, pero das amor + roca. Y así se van peleando las personas.
Muchas veces nos vamos peleando porque se empieza a armar roca con roca. Y así sucesivamente, empieza a crecer esta situación.
¿Cómo se empieza a ordenar esa mirada? Básicamente con los órdenes del amor. Para empezar a ordenar eso, vamos a trabajar -según como Hellinger empezó a mostrar-, dentro de lo sistémico, y que es trabajar con los órdenes del amor, dentro de 3 características fundamentales que están en la familia. Estas 3 características básicas, que son los 3 principios de los órdenes del amor son:
1. TODO EL MUNDO TIENE EL DERECHO A LA PERTENENCIA
2. LOS QUE VIENEN ANTES TIENEN PRIORIDAD
3. EL EQUILIBRIO ENTRE EL DAR Y TOMAR